Autora: Richelle Mead
Editorial: Alfaguara
PVP: 14,95€
Páginas: 508
Encuadernación: tapa blanda
Sinopsis
Dimitri le dio a Rose la posibilidad de elegir, pero ella escogió la opción equivocada.
Tras un largo y arduo viaje a la ciudad natal de Dimitri en Siberia, Rose Hathaway regresa por fin a la Academia St. Vladimir. Allí retomará su vida como estudiante y volverá a ver a su mejor amiga, Lissa. La graduación se acerca y las chicas están impacientes por comenzar su vida más allá de las puertas de hierro que cierran la academia. Pero, pese a las nuevas ilusiones, el corazón de Rose todavía sufre por Dimitri; ella sabe que sigue ahí, cerca, en alguna parte.
Rose falló la primera vez que tuvo la oportunidad de matarlo y sus peores miedos están a punto de hacerse realidad. Dimitri ha probado su sangre y tratará por todos los medios de dar caza a Rose. No parará hasta que ella se una a él... para siempre.
Opinión personal
Aunque con un desafortunado cambio de imagen en la portada, por fin podemos disfrutar de la quinta parte de la saga Vampire Academy, que como sabéis es una de mis favoritas. No me ha decepcionado, ha superado todas las expectativas que tenía respecto a él y me ha dejado en estado de shock.
La historia comienza con Rose en el día de su graduación como guardián. Es una prueba tras la que le será asignado un moroi para que lo proteja. Ella quiere ser el guardián de Lissa, pero es bien consciente de que las manchas en su historial son difíciles de borrar. Entre esas manchas, destaca el viaje en busca y captura de Dimitri, que ahora que es un strigoi está empeñado en dar caza (y muerte) a nuestra protagonista.
Pero ella no pierde la esperanza, pues tiene un plan loco y desesperado para devolver a Dimitri a su condición de damphir. Es una posibilidad remota y casi imposible, pero Rose no pierde la fe y está dispuesta a todo por recuperar a su amor. No estará sola, pues en su aventura le acompañarán su inseparable Lissa y su leal y variopinto grupo de amigos.
En este libro encontraremos a una Rose mucho más madura, si echamos la vista atrás. Es cierto que tiene ciertos momentos en los que le desborda su temperamento y se deja llevar por su carácter pero en líneas generales, mantiene la cabeza fría y tiene los objetivos claros. Es una protagonista que me gusta mucho y agradezco de veras que sea nuestra narradora, porque me resulta muy sencillo empatizar con ella y porque su carácter sarcástico y mordaz junto a su actitud desafiante hacen de ella alguien memorable.
Lissa tiene cada vez más protagonismo en la corte y en la trama. Va cogiendo fuerza a pasos agigantados y dejando atrás rápidamente a esa princesa moroi asustada que conocimos en los primeros libros. Aprenderá a pelear y a defenderse y espero que no tarde en reclamar el lugar que le corresponde.
Otros personajes, como Adrian o Abe (el padre de Rose), ganan protagonismo, pero a quien he echado en falta ha sido al Christian de los libros anteriores. Es un personaje que ha ido ganándome poco a poco hasta convertirse en uno de mis preferidos, y aquí queda relegado a un tercer plano.
Si hay algo que no me ha gustado ha sido el personaje de Dimitri. Si bien es comprensible su actitud, se vuelve un tanto cansino. Quienes lo hayáis leído me comprenderéis mejor, no puedo decir más.
El ritmo del libro es vertiginoso, si bien al principio tenía la sensación de que iba a ser bastante lento. Tenía una idea equivocada acerca de la trama y quizá por eso me ha sorprendido. Hacia la mitad del libro, los acontecimientos pegan un vuelco y nos vemos propulsados por una serie de sucesos a cada cual más increíble. Richelle Mead ha conseguido guardarse lo mejor para el final y ha conseguido dar más de sí en cada libro de la saga. De continuar con la misma estela, el sexto y último libro va a apoteósico.
La trama podría calificarse de simple hasta la mitad del libro, pero es a partir de entonces cuando cambia radicalmente para ofrecernos una historia potente, adictiva y de aunténtica locura. A mí se me hizo imposible soltar el libro y prácticamente devoré el libro en unas horas. Richelle Mead se guarda varios ases en la manga en todo momento y encontraremos muchísimas vueltas de tuerca en la historia: algunas arriesgadas y otras más previsibles.
El libro nos ofrece un viaje por una montaña rusa de emociones: arrancamos suavecito y la historia va cogiendo fuerza a medida que pasan las páginas para terminar en una espectacular cabriola de infarto. Hay momentos de emoción, de alegría, de tristeza, de acción, de traición... ¡no le falta de nada!
Cuando cerré el libro me quedé con una sensación extraña, casi como si me hubieran arrebatado algo, en un estado de shock como pocas veces me ocurre al terminar una lectura. Hubiera matado por tener a mano el sexto libro y dar respuesta a todos los interrogantes que surgen a lo largo de los infartantes capítulos finales de Deuda de Espíritu.
Solo me queda rogar, por el bien de mi salud mental, que Last Sacrifice se publique en castellano dentro de poco.
En resumen, es un libro adictivo, el mejor de la saga hasta el momento. Vampire Academy es una historia que ha ido in crescendo y nos augura un final apoteósico. Olvidemos el desafortunado cambio de portada, olvidemos el tiempo transcurrido entre la publicación de uno y otro libro y dediquémonos a disfrutar de una de las mejores historias de vampiros que el panorama de literatura juvenil ha dado. Porque merece la pena, porque nos trae una trama que se supera en cada página y porque sus personajes están a la altura de las circunstancias. Te robará el corazón, garantizado.
Que ganitas tengo de leerlo ^^
ResponderEliminarUn beso
Solo he leído el primer libro de la saga,pero creo que voy a seguir con ella porque el primero me gustó mucho más de lo que esperaba.
ResponderEliminarBesos^^