Naturaleza salvaje. Megan Shepherd

Autora: Megan Shepherd

Editorial: RBA

PVP: 17€

Páginas: 428

Encuadernación: tapa blanda con solapas

Sinopsis

Menospreciada por todo Londres debido a las supuestas fechorías de su padre.

Enamorada de un joven que pertenece a la vida que dejó atrás.

Dispuesta a descubrir la verdad acerca del pasado de su familia.

Juliet no tiene nada que perder en la ciudad donde se arruinó su vida, por lo que se aventura hacia el exótico y lejano lugar en el que quizá encuentre las respuestas que tanto anhela sobre su familia. Pero lo que no espera es que allí le aguarden numerosos peligros y un mundo de tinieblas: una naturaleza salvaje. 

Opinión personal

Este es uno de esos libros que te sorprenden, de los que no sabes muy bien qué esperar pero que resultan ser una lectura de lo más agradecida y gratificante. Al menos, es lo que me ha pasado a mí. No tenía muy claro de qué iba a tratar Naturaleza salvaje (no había profundizado en la sinopsis más allá de lo que cuenta la contraportada), y ha sido toda una sorpresa encontrarme con una versión de La isla del doctor Moreau, de H. G. Wells.

Nuestra protagonista es Juliet, que sobrevive sola en Londres después del escándalo que acabó con su familia. Ella formaba parte de lo más alto de la sociedad londinense y ahora... se ve obligada a fregar los suelos del hospital. Con este triste panorama, Juliet se reencontrará con parte de su pasado y no se lo pensará mucho a la hora de viajar a un lugar desconocido y salvaje en busca de respuestas: nada le puede ir peor que en Londres.

Pero se equivoca. En el lugar al que se dirige, una isla habitada por unos extraños humanos con deformaciones, le esperan muchos más peligros, secretos y mentiras de los que Juliet sería capaz de imaginar. 

Estamos ante una historia con una ambientación sublime. Es espectacular la manera en la que la autora logra introducirnos en una tétrica isla tropical donde la selva se traga cada uno de los secretos de nuestros protagonistas. Es un escenario ideal para la novela, una selva oscura que no deja ver su interior y que se asemeja a la red de peligros que acecha a Juliet.

Los personajes me han gustado mucho, muy bien desarrollados todos. Al principio tenía la impresión de que, salvo Juliet, los demás serían bastante tópicos y planos. No ha sido así, y esa impresión me duró tan solo las primeras páginas. Juliet es una chica valiente y decidida, mucho más que las mujeres de su época (no olvidemos que la novela está situada en el Londres del siglo XIX). Una vez que llegue a la isla, deberá enfrentarse a una serie de acontecimientos que pondrán a prueba su cordura, enfrentando su moral y su ética con sus deseos más profundos. 

En cuanto al resto de personajes, me ha gustado especialmente el padre de Juliet, el doctor Moreau, y cómo se plasma a la perfección en él la frágil barrera que separa a un genio de un loco. Es esa misma delgada línea la que pueden o no cruzar otros de los personajes que encontraremos en el libro, no diré cuales. 

Tendremos a los isleños, todos con alguna deformidad en sus cuerpos. Conoceremos más a fondo a los criados del doctor, entre ellos, Balthasar y Alice. 

Y me estoy dejando para el final aposta a dos de los personajes masculinos, los dos que componen, junto a Juliet, el triángulo amoroso que ha puesto, para mí, la nota negativa de la historia. A un lado del cuadrilátero, con modales de caballero pero de procedencia servil, tenemos a Montgomery. En el otro lado, un superviviente, un náufrago con un pasado lleno de enigmas: Edward. Los dos personajes están muy bien, con sus claroscuros, con sus misterios. En este libro nadie es perfecto, y me gusta por ello. 

El problema es que el triángulo amoroso es un lastre para la historia. Empieza muy bien, con un ritmo frenético y trepidante. Pero una vez que entran en escena los dos caballeros, Juliet se atasca. Pierde parte de su carisma, incluso. Hubo un momento, pasadas las cien páginas, en el que creí que el resto de la novela se centraría en quién se queda con el corazón de Juliet y sentí pánico, pues hasta ese momento la historia me estaba encantando. Afortunadamente, ese momento no dura demasiado, pues hacia la mitad del libro, el ritmo se recupera y, aunque el triángulo sigue ahí, la trama avanza por otros derroteros. 

La trama es muy original y me ha tenido intrigada toda la novela, especialmente, por ese ambiente tétrico, oscuro y un poco gótico que rodea la isla. Aunque sabemos lo que está haciendo el doctor debido al clásico en el que se inspira Naturaleza salvaje, nos llevaremos unas cuantas sorpresas, pues la historia no es nada previsible.

Hay una cosa que me ha chirriado mucho y es la forma de hablar de los protagonistas. En ocasiones dejaban de lado los formalismos de la época y se trataban de tú y al instante siguiente habían vuelto al usted. Es una tontería, pero a mí me ha desconcertado. 

Encontraremos momentos de máxima tensión durante toda la novela y el final es de infarto, dejándonos con la boca abierta y suspirando por más. No es para menos, pues estamos ante el primer libro de una trilogía. Aunque, personalmente, no lo considero mal cierre y se puede leer de forma autoconclusiva, dejando volar la imaginación para que cada uno le dé la lectura final que crea conveniente. 

Tras terminar la lectura, sólo me queda recomendar este libro, pues me ha gustado mucho, me ha sorprendido y ha sido todo un descubrimiento, a pesar de la pequeña pega del triángulo amoroso que he llegado a detestar (con el jueguecito a dos bandas de Juliet incluido). 

Puntuación: 8,5