Cine: La bella y la bestia (2014)

Película: La bella y la Bestia
Título original: La Belle et La Bête
Dirección: Christophe Gans
País: Francia
Año: 2014.
Duración: 112 minutos.
Distribuidora: DeA Planeta
Guión: Christophe Gans, Sandra Vo-Anh
Música: Pierre Adenot
Fotografía: Christophe Beaucarne
Reparto: Eduardo Noriega (Perducas), Vincent Cassel (La bestia), André Dussollier (padre), Léa Seydoux (La bella), Myriam Charleins (Astrid), Sara Giraudeau, Nicolas Gob (Maxine), Nora Huetz (Serafina).






Sinopsis

1720. Tras el naufragio de sus navíos, un mercader arruinado debe exiliarse al campo con sus seis hijos. Entre ellos se encuentra Bella (Léa Seydoux), la más joven de sus hijas, alegre, guapa y llena de encanto. Tras un viaje agotador, el Mercader descubre el dominio mágico de la Bestia (Vincent Cassel), que le condena a muerte por haberle robado una rosa. Sintiéndose responsable de la terrible suerte que amenaza a su familia, Bella decide sacrificarse en lugar de su padre. En el castillo de la Bestia no sólo le espera la muerte, sino una extraña vida donde se mezclan los momentos de magia, alegría y tristeza. Cada tarde, a la hora de cenar, Bella y Bestia se reúnen y aprenden a tratarse como dos extraños completamente opuestos. Mientras intenta refrenar sus impulsos amorosos, Bella se introduce en los misterios de la Bestia y de su morada.

Trailer




Opinión personal

De niña, una de mis películas preferidas era el clásico de Disney La bella y la bestia. Por eso no he querido perderme el remake de Christophe Gans que se ha estrenado esta semana. Fui al cine con la idea de ver una versión más adulta de la película de animación que tanto me gustaba, pero sin embargo, me he encontrado con que la nueva versión me ha dejado un sabor agridulce.

Bella es la hija de un mercader, su mayor tesoro, como él mismo dice, a pesar de tener cinco hijos más. Las dos hermanas de Bella me han recordado a las hermanastras de la Cenicienta por su comportamiento envidioso y caprichoso. Y sus tres hermanos pasan sin pena ni gloria por la trama, con un papel secundario que podía haber tenido más peso. Cuando la economía de la familia se hunde, el padre de Bella se encuentra con un castillo mágico que le otorga dos cofres repletos de joyas para sus caprichosas hijas. Pero le falta algo, el único deseo de su pequeña Bella: una rosa. No duda en arrancar una de los jardines del castillo, y justo entonces aparece Bestia, que le dice que el precio por robarle la rosa es su vida. Bella, sintiéndose culpable por el precio que ha de pagar su padre, no se lo piensa dos veces e intercambia su vida por la de su progenitor.


Así llegará al castillo, donde cada tarde, a las siete, tiene una cita con Bestia. Ella cenará e intercambiará tres o cuatro palabras cada noche con su captor, antes de irse a dormir y tener sueños extraños en los que le será revelada la verdad del pasado de Bestia. Durante el día, deambula por el castillo, acompañada de las extrañas criaturas que lo pueblan y armada con vestidos de princesa de cuento.

Christophe Gans planteaba con esta película un ambicioso proyecto en el plano visual, y afortunadamente lo ha conseguido. Afortunadamente porque, al centrar toda su atención en recrear al espectador en maravillosos pasajes y voluptuosos vestidos, se ha olvidado de cuidar otras muchas cosas. Los personajes se presentan planos y pocos desarrollados, al igual que las relaciones entre ellos, que terminan por dar la impresión de estar un tanto forzadas.

La cinta ha costado más de treinta millones de euros y se nota: nos encontramos con una ambientación más que sobresaliente, con unos paisajes de ensueño y un castillo digno de cualquier cuento de hadas. Es, junto al vestuario, el mayor punto fuerte de la película.

Los efectos visuales están muy cuidados, es una delicia para el género de la fantasía poder disfrutar de una producción de tanta altura como ésta. Sin embargo, todo lo que hay que reconocerle a nivel visual, hay que reprochárselo a otros niveles. La historia no resulta conmovedora e incluso llega a parecer un poco insulsa. Le ha faltado mucha trama para hacer llegar al espectador los sentimientos que la historia conlleva.

Quien espere ver una versión del cuento de Bella y Bestia al estilo de Blancanieves y la leyenda del cazador o de la Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton se va a llevar una gran decepción. Al igual que se la llevarán quienes esperen encontrar una versión en carne y hueso del cuento infantil de Disney. Estamos ante una versión a caballo entre ambas en la no encontraremos ni la acción que se espera de una ni la sensibilidad empalagosa de la otra.

Por ejemplo, nunca queda claro cómo Bestia conquista a Bella. No sabremos cuál es el momento exacto en que ella se enamora de él ni por qué lo hace, puesto que los encuentros entre ambos habían resultado bruscos y breves, e incluso su historia de amor carece de la ternura que sí podemos encontrar en otras versiones. Las escenas entre ambos protagonistas son bastante frías y carentes de sentimiento y no hay una evolución coherente en su relación.

Algo sí que me ha gustado ha sido la trama paralela en la que se muestra cómo el príncipe se convierte en la Bestia, aunque se nos van dando pequeñas dosis con cuentagotas de la historia.

Si los personajes principales no transmiten demasiado bien la historia de amor, no hablemos ya de los secundarios. Eduardo Noriega interpreta al villano menos malo de la historia de los cuentos. El actor encarna a Perducas, un personaje que al principio, durante la presentación de la historia, daba la impresión de que iba a tener un gran peso para la misma. Pero no es así, y su aparición como malo malísimo es breve y puramente funcional: la historia necesitaba de un poco de acción y todo cuento necesita a su villano. Fin.

Pese a todo lo anterior, la cinta se salva de resultar aburrida porque entra muy bien por los ojos. Nos encontramos con una historia simple y poco profunda, en la que los personajes no nos transmiten absolutamente nada, pero que tiene una presentación visual que nada tiene que envidiar a las superproducciones estadounidenses. No veremos a Bella interactuar con Bestia ni enamorándose de él, pero sí la veremos pasear por un castillo precioso ataviada con los vestidos con los que toda niña siempre ha soñado.