Editorial: Salamandra
Páginas: 361
PVP: 18€
Encuadernación: tapa dura
Sinopsis
Por la cicatriz que tiene en la frente, sabemos que Harry Potter no es un niño como los demás, sino el héroe que venció a lord Voldemort, culpable de la muerte de sus padres. Desde entonces, a Harry no le queda más remedio que vivir con sus pesados tíos y su insoportable primo Dudley, todos ellos muggles, o sea, personas no magas.
Igual que en las dos primeras partes de la serie, Harry aguarda con impaciencia el inicio del tercer curso en el Colegio Hogwarts de Magia. Tras haber cumplido los trece años, solo y lejos de sus amigos de Hogwarts, Harry se pelea con su bigotuda tía Marge, a la que convierte en globo, y debe huir en un autobús mágico.
Mientras tanto, de la prisión de Azkaban se ha escapado un terrible villano, Sirius Black, un asesino en serie con poderes mágicos que fue cómplice de lord Voldemort y que parece dispuesto a borrar a Harry del mapa. Y por si esto fuera poco, Harry deberá enfrentarse también a unos terribles monstruos, los dementores, seres abominables capaces de robarles la felicidad a los magos y de eliminar todo recuerdo hermoso de aquellos que osan mirarlos. Lo que ninguno de estos malvados personajes sabe es que Harry, con la ayuda de sus fieles amigos Ron y Hermione, es capaz de todo y mucho más.
Opinión personal
Comienza el tercer curso en Hogwarts para Harry y sus amigos. Y lo hace con un peligro que amenaza la tranquilidad del curso: la fuga de un preso de Azkaban, Sirius Black, que va detrás de Harry. En este panorama, Harry comienza a ver presagios de muerte por todas partes a la vez que intenta lidiar con sus cada vez más complicadas asignaturas... y con el pedante Draco Malfoy.
Creo que la razón principal por la que me ha gustado tanto este libro es porque... ¡aparece Sirius Black! No os voy a engañar: soy incapaz de hacer una reseña imparcial sobre este libro, pues me dejo llevar por el corazón a la hora de hablaros del que ha sido siempre mi personaje preferido de la saga.
Y en Harry Potter y el prisionero de Azkaban conocemos por fin la historia de Sirius, el que fuera amigo íntimo de Lily y James Potter. Disfrutar una vez más de la (triste) historia de mi adorado Black es toda una delicia.
Y en Harry Potter y el prisionero de Azkaban conocemos por fin la historia de Sirius, el que fuera amigo íntimo de Lily y James Potter. Disfrutar una vez más de la (triste) historia de mi adorado Black es toda una delicia.
Además, conoceremos más detalles sobre los padres de Harry, que a pesar de estar ausentes físicamente, cuentan con una omnipresencia a lo largo de toda la trama. En este libro tendremos la ocasión de volver junto a ellos a su época en Hogwarts y conoceremos el grupo de amigos que conformaban los Merodeadores. ¡Unos chicos traviesos tan entrañables como los gemelos Weasley!
En este libro hay un cambio significativo. De hecho, en realidad hay unos cuantos. Pero el más notorio de todos es que no hay un enfrentamiento directo con Lord Voldemort. ¿Por qué es algo bueno? Porque tras dos libros en los que enfrentamos al malo malísimo con el pequeño Harry... conviene descansar un poco para no forzar la historia. Así que nos encontramos con una trama más fluida en la que entran en escena una serie de nuevos factores: se revelarán algunos de los motivos del odio de Snape hacia Harry, sabremos qué ocurrió la noche de la muerte de sus padres y contaremos con el añadido de conocer a Remus Lupin, Sirius Black, Peter Petigrew e, incluso, Buckbeack.
Se profundiza más en una trama que se hace más madura, enfocada a un público más juvenil y menos infantil que los primeros libros, y además los persoanjes se vuelven más profundos, con sus claroscuros y sus momentos buenos y malos.
La pega, por poner alguna, es que no me ha gustado el tinte infantil que hay en las pelas entre Ron y Hermione, que terminan por marginar a esta última y dejarla en un segundo plano. También he echado en falta al personaje de Ginny.
Me ha llamado la atención que se prepara el terreno para presentar a personajes que más adelante serán importantes para la historia como Cedric Diggory o Cho Chang. No recordaba que ya hicieran su aparición en el tercer libro y me ha gustado encontrarlos.
También me ha gustado Albus Dumbledore, cuyas intervenciones bien pueden catalogarse como voz de la conciencia o la luz del camino. Siempre tiene las palabras justas para nuestros chicos, especialmente para Harry, cuando más perdidos están y es de agradecer que siempre esté ahí para echar una mano aún sin participar directamente de la acción.
La trama pone los pelos de punta en más de una ocasión y los dementores ayudan a provocar ese clima tan tenebroso del que os hablo. La prisión de Azkaban se presenta como un lugar temible, que acaba por pudrir el alma de las personas. Prueba de ello es el estado en el que se encuentra Sirius Black.
La acción empieza pronto y alrededor de toda la historia hay un velo de misterio que no podremos levantar hasta bien avanzado el libro.
Tiene momentos tiernos y, también, duros. El final es muy emotivo, tierno y nos deja con una lágrima en los ojos y una sonrisa en los labios. Un libro de diez con un final a la altura.
En este libro hay un cambio significativo. De hecho, en realidad hay unos cuantos. Pero el más notorio de todos es que no hay un enfrentamiento directo con Lord Voldemort. ¿Por qué es algo bueno? Porque tras dos libros en los que enfrentamos al malo malísimo con el pequeño Harry... conviene descansar un poco para no forzar la historia. Así que nos encontramos con una trama más fluida en la que entran en escena una serie de nuevos factores: se revelarán algunos de los motivos del odio de Snape hacia Harry, sabremos qué ocurrió la noche de la muerte de sus padres y contaremos con el añadido de conocer a Remus Lupin, Sirius Black, Peter Petigrew e, incluso, Buckbeack.
Se profundiza más en una trama que se hace más madura, enfocada a un público más juvenil y menos infantil que los primeros libros, y además los persoanjes se vuelven más profundos, con sus claroscuros y sus momentos buenos y malos.
La pega, por poner alguna, es que no me ha gustado el tinte infantil que hay en las pelas entre Ron y Hermione, que terminan por marginar a esta última y dejarla en un segundo plano. También he echado en falta al personaje de Ginny.
Me ha llamado la atención que se prepara el terreno para presentar a personajes que más adelante serán importantes para la historia como Cedric Diggory o Cho Chang. No recordaba que ya hicieran su aparición en el tercer libro y me ha gustado encontrarlos.
También me ha gustado Albus Dumbledore, cuyas intervenciones bien pueden catalogarse como voz de la conciencia o la luz del camino. Siempre tiene las palabras justas para nuestros chicos, especialmente para Harry, cuando más perdidos están y es de agradecer que siempre esté ahí para echar una mano aún sin participar directamente de la acción.
La trama pone los pelos de punta en más de una ocasión y los dementores ayudan a provocar ese clima tan tenebroso del que os hablo. La prisión de Azkaban se presenta como un lugar temible, que acaba por pudrir el alma de las personas. Prueba de ello es el estado en el que se encuentra Sirius Black.
La acción empieza pronto y alrededor de toda la historia hay un velo de misterio que no podremos levantar hasta bien avanzado el libro.
Tiene momentos tiernos y, también, duros. El final es muy emotivo, tierno y nos deja con una lágrima en los ojos y una sonrisa en los labios. Un libro de diez con un final a la altura.
¡Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta os invitan a adentraros en el mágico mundo de Harry Potter! ;)
Es uno de los que más me gustó!
ResponderEliminarUn beso!
Es mi libro favorito de la saga :3
ResponderEliminarbesos
Me traen muchísimos recuerdos estos libros y seguramente este nuevo año que entra me propondré el reto de releerme los primeros y por fin terminar la conocida saga, ya que me quedé atascada en el quinto.
ResponderEliminarUn beisño