Harry Potter y la piedra filosofal. J.K Rowling

Autora: J.K. Rowling

Editorial: Salamandra

PVP: 15€

Páginas: 254

Encuadernación: tapa dura






Sinopsis

Harry Potter se ha quedado huérfano y vive en casa de sus abominables tíos y del insoportable primo Dudley. Harry se siente muy triste y solo, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella le comunican que ha sido aceptado como alumno en el colegio interno Hogwarts de magia y hechicería. A partir de ese momento, la suerte de Harry da un vuelco espectacular. En esa escuela tan especial aprenderá encantamientos, trucos fabulosos y tácticas de defensa contra las malas artes. Se convertirá en el campeón escolar de quidditch, especie de fútbol aéreo que se juega montado sobre escobas, y se hará un puñado de buenos amigos... aunque también algunos temibles enemigos. Pero sobre todo, conocerá los secretos que le permitirán cumplir con su destino. Pues, aunque no lo parezca a primera vista, Harry no es un chico común y corriente. ¡Es un verdadero mago!

Opinión personal

Esta reseña va a ser un poco especial, pues no voy a contar nada sobre el argumento y me voy a limitar a plasmar mis impresiones sobre el libro. Todo el mundo tiene ya una idea formada sobre la historia, o bien por la lectura, o bien por la película. Quizá no todo el mundo, y debamos excluir a los muggles de esta lista. De cualquier forma, creo que es una lectura obligada para los amantes de la fantasía y la magia.

Lo primero que me llama la atención es el tono en el que está escrito. Un tono que puede resultar demasiado infantil para algunos, sí, pero que a mí me ha parecido el adecuado. Se lee con sencillez, sobre todo, si tienes diez años (es el público al que realmente va dirigido). Pero se disfruta tengas la edad que tengas. Sabes que la historia madura con Harry, que la narración también lo hace y que, a cada libro, la complejidad es mayor.

Quiero hacer una mención especial a la capacidad que tiene J.K. Rowling para introducir temas complicados y crudos en su historia, y para pasar por ellos sin recrearse y sin provocar en el lector una sensación de angustia. Me refiero, por ejemplo, a los malos tratos que sufre Harry en casa de los Dudley, sus tíos, que por poco no lo matan de hambre. Rowling nos cuenta los hechos, nos hace ver que la vida que Harry lleva entonces es triste, pero no se recrea en el sentimiento, de manera que te impulsa a seguir leyendo.

Los personajes son bastante más profundos de lo que serían en una historia destinada a un público infantil. Es el caso de Hagrid, el grandullón marginado de Hogwarts que esconde un gran corazón, o de Snape, quien no sabemos realmente qué esconde tras su oscura fachada. O de los propios Harry, Ron y Hermione, que tienen más debilidades de las que en principio aparentan.

Cada uno de los protagonistas es único, tiene un carácter diferenciable de los demás. Todo un logro, si tenemos en cuenta la cantidad de personajes secundarios que aparecen y el hecho de que cada uno es único y está perfilado con detalle.


En unas pocas páginas suceden mil cosas diferentes, lo que hace de la lectura algo ameno. Se lee con rapidez y, personalmente, he disfrutado de este mundo de magia, varitas, quidditch, malos malísimos y héroes que se convierten en ello sin saberlo.

El mayor acierto de estos libros es que la autora supo captar al público infantil con Harry Potter y la piedra filosofal, y fue haciendo crecer a Harry a la par que la trama de su historia, y a la vez que lo hacía también el público lector, por lo que ha conquistado a toda una generación con la magia de Hogwarts.

Ahora que he releído el primer libro, años después, y conociendo la historia al completo, he podido disfrutar mucho más que siendo niña, por conocer otros secretos de la trama que se revelarán más adelante y por ver desde otra perspectiva las mismas cosas.

Voy a dejarlo así, sin nota, porque cualquier número que pusiese a continuación no sería capaz de hacer justicia y no haría sino arruinar la esencia de Harry Potter. O así quiero verlo yo.